("Papilla lunar" Remedios Varó)
Y cuentan que
cantaban gaviotas borrachas de desahogo
cuando el ultimo perro cantó su ladrido.
Y dicen,
comían sacos de monsergas socavadas,
mezcladas
con almizcle para poder tragar.
Y la misericordia no existía en los tejados.
Y las chimeneas alababan al padre de nadie
porque la nieve atragantó a los miserables.
Y los espacios se convirtieron en escalones resquebrajados.
Y las iglesias,
en montones de estiércol-plástico.
Y los apóstoles,
eran
marionetas tuteladas por osos panda.
Solo
quedó la inercia en los colchones.
Y todo era verde-llanto.
Y la almoneda,
se
convirtió en estatua de saliva,
porque la boca estaba impregnada de moscas carroñeras.
Y la hora,
se
comió los parpados de las almenas.
Y la burla de los mercaderes,
alcanzó
al último perro que escapaba
entre
alambiques de miedo y
sarna.
Y todo quedó en miseria putrefacta.
Y todo se bordó con las cuerdas de vocales entumecidas
para poder traspasar la garganta.
Y todo quedó en manos del poeta mudo,
que miraba la escarcha
para poder cantarle a otra luna
lo que el alma calla.
I. Sánchez Vizcaino
Y dicen, que todo era leyenda y hasta las leyendas simplemente sueños...
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo para cantar lo que no dice el alma. Gracias Rafael. Besote
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