He sentido transformarse en noche
el alma de los desquiciados,
y escuchado su voz feroz e inhumana,
sobresaliendo como grotesca, cual turba depravada,
sobre los murmullos desolados de los íntegros e inocentes.
Vi convertirse en penunbra,
la crueldad solapada de los hipócritas,
con el exagerado egoísmo y sin razón que los identifica,
encubriendo la humildad y nobleza
de los honestos y sencillos hombres de conciencia.
Percibí una inmensa desazón,
una angustia desbocada,
sentí tanta rabia contenida,
que la cólera cercenó mi garganta
y asesinó su torrente contenido.
Lloré,
lloré muda de angustia e impotencia retenida,
sembrando de incertidumbre mi conciencia dolorida,
y la noche fue ciega,
y la luna oscura como la noche,
y la furia...
sobrecogedora y muda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario