No
hay más grito contenido
para
confeccionar este poema,
que
un hilar de sombras, nostalgias,
y un
enjambre de palabras marchitas
ocultando
el alarido quedo.
El
humo de unos pasos en el aire,
como
efímero recuerdo,
los
surcos de lágrimas amargas,
como
muescas esculpidas en su honor.
Este
saber respuestas
a
costa de mil heridas,
este
bordar palabras en mi mortaja,
este
caminar a tientas,
para
no caer y lacerarse el alma,
este
mirar las horas desde dentro,
para
seguir sintiendo.
este
llorar callado,
mecido
por embates de silencio.
Carcomí
todas las primaveras
para
caer en este instante,
y
perdí el límite de cada ola,
desviví
para renacer sin pautas,
rectificando
rutas para seguir la huella,
que
un devenir postrero
acomodará
en mi palma.