Porque la noche cubre
este desahucio de palabras
que ya no dicen,
que gritan su
orfandad.
Ubicadas en refugio
impávido donde nada conmueve,
donde nada palpita,
ejercen el destierro
desgarrado de los nunca,
y los jamás..
Ataviadas con mortaja
yerma
cubren su desazón,
con manto de desidia
y soledad sin epitafios.