Niego
por costumbre hacerme hueco entre los necios,
mendigando
arrebujos de calor por cortesía.
No
ofrezco mis pasiones por encargo,
ni
adjudico mis afectos a remplazo.
Los
abrazos hipócritas me oprimen
como
lazo corredizo a contrapelo.
A las
sonrisas de plástico,
las
pego un soplo y las ahuyento.
Me
niego a dejar manar mis emociones cuesta arriba
y
arrinconar en la memoria lo que sobra.
Se me
quedó prieto el corsé
de
cariños de ida y vuelta,
sin
que suponga cada abrazo
una
mirada displicente.
Quiero
vivir y morir cada latido,
conmoverme
y apiadarme con mi hermano,
sentir
que se remueven las entrañas
con
heridas del alma de mengano.
Me
gusta y quiero amar cuando me sale,
sentir
sin condiciones y a conciencia,
morir
de deseo al entregarme,
o
estar jodida.. cuando pierdo.