respirando y saboreando caricias y besos.
Te pienso,
y permanezco en ti agazapada
y permanezco en ti agazapada
como en aquella primavera que yace
en el fondo del dolor.
Se me llenan las manos de peces
y el corazón rechista una oración,
en su apogeo,
en su apogeo,
evoca aquel último beso
que quedó rezagado,
moribundo,
moribundo,
en la antesala del infierno,
que juntos erigimos
y permanece incrustado
en el costado de mis ansias.
Recordando,
la vida tiembla con cierta desazón
y llueve despacio
con un eco caduco.
Te fugas de nuevo de mis venas,
pausadamente,
dejando el beso
irremediablemente
colgado en los aleros.
Reminiscencias ó murmullos del alma, pero en todo caso versos arrolladores que se leen y se captan y tocan esa fibra de las almas sensibles.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde Isabel,
Rafael
Gracias Rafael. Un abrazo
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