22.4.23

VIBRACIÓN




 

La noche lanza dardos con ojos desorbitados,

y el eco agoniza en las esquinas.

 

Aferrando las horas entre zarzas,

percibo el rugido del silencio

entre los huesos transidos.

 

Limpio el rastro de babosas

 en las paredes roídas

para quedarme en mí

pausadamente,

 y siento impulso

que sale del alma,

 espontáneo,

sin preguntas

ni porqués acostumbrados,

como brisa pura,

 sin escamas.

 

Esa

soy yo,

la eterna,

la otra,

 todas juntas,

ninguna,

¡todas!

¡Soy aire y tierra y agua!

¡¡Siento¡¡


Isabel Sánchez Vizcaíno

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