6.9.12

DECLARACIÓN DE INTENCIONES




Me sabe a muerte su mirada,
y por más que pretenda sajar con escarpelo las palabras,
no pueden evitar lucir crespones negros en la almohada.

La melancolía  huele a sombra como aire degollado,
las insidias se me antojan alfileres con mil puntas,
los vocablos rezuman un padecer vetusto,
las razones se me  escapan por fingidas,
todo es un ir y venir caduco,
con  densidad de escombros
-obscena hipocresía - 
de  solidez ignota, 
sembrando olvidos,
 desidias, 
desganas,
cual flores  marchitas que transparentan el paso un tiempo,
días  de  gloria  fermentados.

Pronunciaré su nombre,
 esta vez sin vocablos,
para sanarme de la angustia que me preña
 como una estampación impresa,
 desecho amargo,
-vestigio ácido-
agudo testigo del dolor.