Llueven
derrotas continuas,
llueven cansancios,
acritudes,
temblores,
ausencias,
perfidias,
alevosías en
ir y venir incesante,
ráfagas,
y tempestades,
derramando
angustia.
Como único
sosiego,
lluvia a
raudales en el pecho.
Llueve.
Llueven
palabras derruidas.
calles de
destiempos,
engranajes
herrumbrosos,
malicia
engalanada de inocencia.
Camino
impregnado en soledades,
torrente en
sinrazón de desatinos.
¿Cómo
atrapar desalientos fabricando olvidos,
desandarse
de experiencias
con manos enfundadas en incredulidad y
desaliento?.
Llueve,
llueve,
llueve.Isabel Sánchez Vizcaíno
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