Hay frialdad en tu boca
y un desfallecimiento en tu mirada,
las palabras se enredan
trenzadas con posos de nostalgia
y siento el frío desenlace
en el alma.
Te me vas,
te me vas como la brisa
cabalgando entre la bruma,
con tus horas y silencios de amianto.
Espantos a puerta abierta
caminan
por la cuchilla
sin importar el filo,
quemadura constante
que
arrecia en
tempestades.
Te me escapas como arena entre los dedos,
con tus monstruos y fantasmas invisibles
en
tímido cortejo.
Siento con mutismo pavoroso
los infiernos en la noche,
y el crujido que retuerce las entrañas
en
danza melancólica de muerte.
Isabel Sánchez Vizcaíno
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