Alcancé tu voz y
tu mirada,
atrapé tus noches con sus lunas sumergidas
en pantanos y marjales,
traspase tu tacto
y lo apresé entre mis redes,
extraje la
amargura violeta de tu espanto
y sucumbió al fin
tu piel sin mordedura,
dejando doble fondo
en la placenta,
condicionando al
mundo la fiereza
de animal que
pernocta acorralado.
"...Y luego cerré los ojos y me sumí en el silencio..."
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Rafael.. Besotes
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